“Todo niño se valora así mismo tal como haya sido valorado”

Es conocido que la madre, el padre o el cuidador principal suelen tener un papel muy importante y en muchos casos determinante durante los primeros años de vida del niño, ya que depende de estas figuras para cubrir la mayoría de sus necesidades básicas. Sin embargo, a medida que los/as niños/as van creciendo también aumenta su capacidad de interactuar con el mundo que les rodea y con ello, las personas con las que se relaciona.

Por tal razón son los familiares quienes al estar más presentes en la cotidianidad de sus hijos/as, deben garantizar en la medida de lo posible que la calidad del vínculo afectivo familiar y social sea de buena calidad porque ello es una garantía para un desarrollo sano de la personalidad a lo largo de la vida.

Es importante recordar que siempre es un buen momento para fortalecer, retomar o mejorar los vínculos con la familia o seres queridos. El tener la iniciativa de realizar actividades distintas y nutrir día a día las relaciones con pequeños detalles, provocará modificaciones en la conducta de los otros y traerá como consecuencia una mayor armonía familiar.

Tenemos que tener siempre presente que los niños y las niñas no cuentan con la capacidad de regular los sentimientos por sí mismos y necesitan de nuestra presencia, nuestro acompañamiento empático y nuestra actitud firme de aprender hacerlo. Así como necesitan nuestra ayuda para organizar su mundo externo también lo necesitan para organizar su mundo emocional.

Por esta razón para que ellos/as puedan construir vínculos saludables necesitan tener confianza en sí mismos/as y sentirse amados/as.

La confianza en uno mismo no se construye escuchando largas y profundas lecciones de vida. Se construye y se fortalece cada día, cuando menos lo imaginamos, en situaciones cotidianas que se repiten una y otra vez, y que les transmiten a los/as niños/as el mensaje que valen por lo que son y no por lo que hacen.

De esta manera creemos que el propósito fundamental de esta jornada es que los niños y las niñas amplíen sus interacciones socioafectivas con los adultos y con los pares, y promuevan, a partir del juego y las actividades, aprendizajes sociales que se apoyan en los valores de la solidaridad, la cooperación, la ayuda mutua.

Sala Maternal Roja
Sala Maternal Azul